Los jesuitas eliminan las asignaturas, exámenes y horarios de sus colegios

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Los colegios de jesuitas de Cataluña, en los que estudian más de 13.000 alumnos, han comenzado a implantar un nuevo modelo de enseñanza que ha eliminado asignaturas, exámenes y horarios y ha transformado las aulas en espacios de trabajo donde los niños adquieren los conocimientos haciendo proyectos conjuntos.

Los jesuitas, que en Cataluña cuentan con ocho colegios, han diseñado un nuevo modelo pedagógico en el que han desaparecido las clases magistrales, los pupitres, los deberes y las aulas tradicionales, en un proyecto que ha comenzado en quinto de primaria y primero de ESO en tres de sus escuelas y que se irá ampliando al resto.

«Con el actual modelo de enseñanza tradicional, los alumnos se están aburriendo y están desconectando del sistema, sobre todo a partir de sexto de primaria», ha explicado el director general de la Fundación Jesuitas Educación (FJE) de Cataluña, Xavier Aragay.

El nuevo modelo incluye la creación de una nueva etapa intermedia entre la primaria y la secundaria, que la conforman los cursos quinto y sexto de primaria y primero y segundo de ESO.

Para llevar a cabo el proyecto, que lleva por nombre «Horizonte 2020», los jesuitas han derribado las paredes de sus aulas y las han transformado en grandes espacios para trabajar en equipo, unas ágoras en las que hay sofás, gradas, mucha luz, colores, mesas dispuestas para trabajar en grupo y acceso a las nuevas tecnologías.

En los tres colegios que están experimentando esta novedad han juntado las dos clases de 30 alumnos en una sola de 60, pero, en vez de un profesor por cada 30, tienen tres profesores para 60.

Los tres profesores acompañan todo el día a los alumnos y tutorizan los proyectos en los que trabajan, a través de los cuales adquieren las competencias básicas marcadas en el currículo.

«No hay asignaturas, ni horarios, al patio se sale cuando los alumnos deciden que están cansados», ha explicado Aragay, que, en los seis primeros meses de experimentación, ya ha constatado que «el método funciona» y ha reanimado a los estudiantes.

«Transformar la educación es posible», ha remarcado el director general, que reconoce que el cambio es «radical» y que dos de cada tres de los 1.500 profesores de sus escuelas ha estado a favor.

Según Aragay, «en la escuela es donde más se habla de trabajo en equipo y donde menos se practica», cosa que se soluciona con este método, «que también palía unos currículos excesivos que nunca se imparten completos».

Antes de implementarlo, los jesuitas recogieron 56.000 ideas de alumnos, padres y madres y profesores para mejorar la educación.

«Educar no es sólo transmitir conocimientos», ha señalado el director general adjunto de la FJE, Josep Menéndez.

El proyecto impulsa «las inteligencias múltiples y sacar todo el potencial» de los alumnos y que hagan las actividades de aprendizaje según sus capacidades.

«Hemos transformado la educación para que el alumno sea el protagonista, para que haya verdadero trabajo en equipo y los estudiantes descubran cuál es su proyecto vital, qué quieren hacer en la vida y enseñarles a reflexionar, porque van a vivir en una época que les va a desconcertar», ha argumentado Aragay.

Los alumnos comienzan la jornada con 20 minutos de introspección y reflexión para plantearse los retos de la jornada y finalizan con otros 20 minutos de discusión sobre si han conseguido los objetivos.

Las asignaturas han sido sustituidas por proyectos. «Por ejemplo, si hacemos un proyecto sobre el imperio romano, pues aprendemos arte, historia, latín, religión y geografía», ha detallado Menéndez, y si hay que aprender raíces cuadradas para llevar a cabo otro proyecto, los alumnos pueden acudir a las unidades didácticas.

«Aprenden mucho mejor si ven que lo que aprenden tiene una aplicación práctica», ha defendido Aragay.

Los proyectos, en los que también se implican padres y madres, se realizan un 33 % en catalán, un 33 % en castellano y un 33 % en inglés.

Aunque no hay asignaturas, para cumplir con lo establecido legalmente también ponen notas, pero puntúan primero las competencias de cada alumno y luego, mediante un algoritmo, las transforman en notas por materias para que consten en el expediente.

Según Aragay, en los seis meses de experiencia han encontrado casos de alumnos que «antes se inventaban que tenían fiebre para no acudir a clase y ahora quieren venir aunque tengan fiebre».

Con esta nueva pedagogía, que también aplican a los más pequeños de P3 y P4, «en vez de mirar el BOE o el DOGC, miramos la cara de los niños y les ayudamos a desarrollar su proyecto vital, a descubrir sus talentos, a encontrar sentido a lo que hacen, a lo que quieren conseguir, a saber interpretar, a reflexionar, a cuestionar. Junto con la familia e internet, intentamos construir personas».

EFE
JUEVES, 5 DE MARZO DE 2015 10:02 GMT

http://nr.news-republic.com/Web/ArticleWeb.aspx?regionid=7&articleid=37142947

Hasta ahora los «únicos» que está invirtiendo en la mejora de la calidad educativa son las escuelas privadas y como estamos viendo sobre todo las de carácter religioso. Durante muchos años, por suerte o por desgracia, la Iglesia ha tenido la voz cantante en cuanto a educación y parece que ahora sigue siendo así, ¿que hace mal la educación pública en este país para que sean los centros de inversión privada los que más se interesen por la mejora educativa? ¿es una cuestión económica? ¿de medios? ¿o simplemente es una cuestión de autonomía educativa? .

Me resulta curioso, que cuando se habla de innovación, en verdad es una vuelta a lo de antes, ¿o acaso los griegos no enseñaban ya así en sus ágoras? Quizá deberíamos hacer una reflexión acerca de en que momento dejo de ser interesante para los niños ir a la escuela y entonces a lo mejor encontramos el ¿Por qué?

5 comentarios en “Los jesuitas eliminan las asignaturas, exámenes y horarios de sus colegios

  1. Trabajo en una universidad privada jesuita, precisamente en educación y puedo decir que anteponen el conocimiento a sus creencias, algo que les honra. Yo imparto mi docencia exactamente igual que la universidad pública laica. No todas las escuelas religiosas privadas o concertadas son como las de los jesuitas, ojalá, porque espero que esta iniciativa sea contagiosa y acabe por cambiar el resto de los centros públicos y laicos.

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  2. Yo la verdad que últimamente me encuentro en el dilema de si decidir opositar o bien buscar una escuela privada que tenga un buen proyecto y filosofía educativa.

    Creo, desde mi humilde opinión, que uno de los problemas fundamentales de la educación pública es de índole económica por un lado, y de falta de un sistema más similar al modelo empresarial y privado basado en consecución de objetivos, evaluación, y búsqueda de la calidad mediante informes serios.

    Constato (y he constatado toda mi vida, ya que en mi familia son todos funcionarios) que el trabajador público se convierte en tal con la principal motivación de conseguir un puesto estable, un salario correcto, toda una serie de derechos implícitos, y un horario cómodo. Queda en último lugar la vocación, el deseo de cambio, trasngresión, y la oportunidad que se les brinda de trabajar desde una posición privilegiada.

    El sistema son las personas, y si no se mejora la dinámica del empleo y servicio público, los más inquietos seguirán optando por la vía privada, y la brecha público-privado no hará más que agrandarse.

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    1. Qué razón tienes.., aunque siempre al generalizar corremos el riesgo de equivocarnos y quiero comentar que conozco a un par de funcionarias amigas que se dejan la piel en sus trabajos, a pesar de ser estables y de cómodos horarios, les encanta lo que hacen y lo público e intentan hacerlo lo mejor que pueden y saben contribuyendo así a la mejora de «lo público» y la sociedad.
      Este año además en algún colegio de prácticas también he visto como las docentes se esforzaban a pesar de que cada vez son más duras sus condiciones laborales en que eso no repercutiera en sus aulas.

      No elijas una opción a priori, yo que tú, me presentaba a las oposiciones y a la vez intentaba otros centros, no son excluyentes las opciones, pues a la postre son las personas las responsables de su motivación y actitud en el trabajo.

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  3. Me ha gustado mucho la publicación, Paula.
    Por otro lado estoy de acuerdo con Andrea, pero creo que la educación así como la sanidad debe ser pública, me parece un derecho para el ser humano. Quizá lo que tenga que cambiar es el modo o sistema por el que entran los funcionarios que meramente quieren dinero y flexibilidad de horarios y todas las demás «comodidades» que se supone que tienen, quizá deberían tener en cuenta la vocación como factor principal y casi único. Pero, ¿cómo?

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    1. En Finlandia hay entrevistas previas a cursar la carrera para ser docentes, que es específica para ello y además de un expediente muy alto, valoran la motivación y la capacidad de comunicación y empatía.

      Aquí se es docente de secundaria cuando se cierran otras opciones laborales, eso reúne grupos de docentes «frustados/as» en sus respectivas profesiones previas.

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